Últimamente parece que si estudiaste derecho y te la suda la
doctrina Parot poco más que te retiran el título. Así que para seguir
disfrutando del derecho a tertuliar como si lo supiera todo, me veo en la obligación
de volcar unas líneas.
Seré breve. Por supuesto que no me la suda, pero no me
sorprende. Esta doctrina es como su propio nombre indica eso: una doctrina. No
es ley, sino una propuesta de interpretación de leyes para que en vez de que se
apliquen las mismas, se aplique otra cosa. ¿Me voy explicando?
Aquí el problema no reside en Estrasburgo, ni siquiera en el
inefable ZP cuyas respuestas se encuentran en su libro. El problema reside en
un mal endémico español: el complejo que nos entró al tener que construir
nuestra modernidad en tres décadas.
Y es que lo que no se puede hacer es presumir de contar con
uno de los sistemas penales más avanzados de Europa para luego no aplicarlo. ¿Se
imaginan construir un aeropuerto para luego no utilizarlo? (espera…oh…)
Si realmente quieres que alguien condenado a casi 4.000 años
de cárcel no salga a los 21 años tienes un amplio abanico de opciones, las
cuales no es tarea mía juzgarlas moralmente, que abarcan desde la cadena
perpetua, el cumplimiento íntegro de las penas, suprimir beneficios
penitenciarios o el aumento del límite para las penas de privación de libertad.
Estas opciones a gusto del consumidor sí respetan los derecho humanos y el
principio de legalidad, que no es poco. Pero ya sabemos lo que le gusta a un “hipster”
del derecho huir del “mainstream” normativo…